viernes, 12 de septiembre de 2008

diada

Curiosa esta fiesta. Primero porque realmente es extraño ver a la gente celebrar una derrota, y tampoco lo hacen como si hubiese sido una derrota. En segundo lugar, pienso en esta fecha tan densa, y no puedo evitar de preguntarme por los días en la historia que se cargaron de algo, por estas casualidades que casualidades no son. Tampoco podría decir lo que son.

Así con estos pensamientos voy por la calle, me encuentro con los amigos catalanes, aprecian mis esfuerzos por hablar su lengua. Esta vez nos llevamos a unos norteños, que entienden poco de lo que dicen los políticos nacionalistas. Es curioso como en estas ocasiones todos se esfuerzen de hablar más puro, más estrechamente incomprensible, más antiguo, no sé, en fin más catalán. Hay muchos jovenes con banderas de las que no estoy seguro conozcan ni la origen ni el significado. Una fiesta más, y cae muy bien un puente nada más volver de las vacaciones. Tampoco es esto, ellos son estudiantes, no tienen problemas de vacaciones....

Pasamos lejos de la derecha localista, aquí se distingue entre nacionalistas y regionalistas, y nos transferimos a los bares del centro. Allí creo nos encontramos bien, mezclados, ya que es en la mezcla que siempre se puede descubrir lo mejor del mundo. Entonces estoy de nuevo orgulloso de vivir en Barcelona. Esta ciudad que no es de nadie justamente porqué es de todos, de todos los que lo quieran de verdad.

Pero no puedo dejar de oír esas palabras tan violentas. Catalunya lliure i catalana. El enemigo español. El estado opresor. Creo que la frustración catalana por la derrota explique muchas de las dificultades que este pueblo tiene ahora en relacionarse con el diferente. Espero que un día todos aquí aprendan que con las revendicaciones y con las amenazas el mundo no se mueve. No darán ningun paso hacía ningun sitio así. ¿Como pueden convencer alguien de su belleza, si sólo nos hacen sentir invasores, si sea como sea ellos siempre han de ser mejores que los demás?

Borrachos, muy tarde regresamos por las calles del raval. La fiesta es lo que gobierna aquí. Los turistas llenan las calles, calles que yo siento mías, y no me lo creo que esto pueda ser mientras detrás de la esquina hay muchos que desean solo que desaparezcan. Pero es así. Contraddiciones de este lugar tan importante ahora en el mundo. Está bien. Mañana por la mañana los guiris habrán desaparecidos ellos también, y tendremos los chinos y los paquis de siempre. ¿Donde quiero ir mañana? A comprar un periodico y a recrear el mundo en mi sofá. Tal vez recunstruirlo, o intentar hacerlo, compartiendo. Es verdad, nos hemos ya encontrado, en algún lugar, por cinco minutos o cuatro horas. Roma, Trieste, Parigi, Berlino, Hermosillo. Amsterdam. Londres. Dublín. Lubiana. ¿Donde es la residencia de un poeta? Residencias en la tierra es una buena lectura ahora.

Comparto esta:


Tercera residencia: España en el corazón

Explico algunas cosas

Pregunatréis: Y donde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeava
sus palabras llenandolas
de agujeros y de pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.

Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero. Mi casa era llamada
la casa de los flores, porque por todas partes
estaban geranios:era una bella casa
con perros y chiquillos. Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas Rafael? Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca? Hermano, hermano!

Todo eran grandes voces, sal de mercaderías,
aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Arguelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido
de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida, pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,
y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros benediciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazaría,
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frante a vosotros he visto la sangre de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

generales
traidores:
mirad mi casa muerta
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,
pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallarán un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver
la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!

Pablo Neruda






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